

Renacimiento árabe en España: una herencia cultural que cobra nueva vida
Durante un trayecto en coche de Valencia a Alicante, algo llamó poderosamente mi atención: muchos de los nombres de los pueblos por los que pasaba tenían una sonoridad claramente árabe. Alfafar, Algemesí, Alcàsser, Alzira… No era casualidad. El nombre de Alicante, por ejemplo, proviene de al-Laqant, denominación que se remonta al periodo de Al-Ándalus, cuando el árabe era la lengua predominante en gran parte de la península ibérica.
Hoy, esa huella sigue siendo visible en múltiples espacios públicos. Al entrar en Alicante, me sorprendieron los carteles de tráfico escritos no solo en español e inglés, sino también en árabe. Uno de ellos decía: “Gran Vía – Centro Ciudad – وسط البلد”.
Esta presencia lingüística y cultural tiene raíces profundas. Entre los años 711 y 1492, buena parte del territorio español estuvo bajo dominio musulmán. Durante casi ocho siglos, el árabe clásico no solo fue la lengua oficial, sino también el vehículo del conocimiento en campos como la literatura, la arquitectura, la ciencia y las artes.
Su legado ha perdurado en la lengua española actual. Términos como ojalá (de insha’allah) o forn (de furn, horno) son ejemplos de cómo ese pasado ha dejado una marca en el vocabulario cotidiano. Pero en la actualidad, el uso del árabe va mucho más allá de simples raíces etimológicas: aparece en señalizaciones urbanas, en los planes educativos e incluso en manifestaciones culturales contemporáneas como el rap.
Un ejemplo es Huda, conocida artísticamente como Miss Raisa, rapera de origen marroquí afincada en Barcelona. Canta en español, catalán y árabe, y emplea esta última lengua para visibilizar el mestizaje cultural de la España actual, al mismo tiempo que desafía estereotipos sobre los árabes y los musulmanes, especialmente en lo que respecta a las mujeres.
El uso del árabe en la vida cotidiana también va en aumento. Siglos después de la caída de Al-Ándalus, esta lengua está recuperando espacio tanto en lo público como en lo privado. Parte de este fenómeno se explica por la inmigración procedente de países como Marruecos, Argelia u otras naciones del mundo árabe.
Esta evolución no ha pasado desapercibida para las instituciones culturales.
“Los ciudadanos españoles de origen árabe están cada vez más presentes y activos en todos los ámbitos de la sociedad, participando en la vida cultural, económica y social, lo cual representa una evolución muy positiva”, destacó Miguel Moro Aguilar, director general de Casa Árabe, en declaraciones al medio The New Arab.
Los datos respaldan esta tendencia. Según el censo de 2021, el árabe es la lengua materna de 1.001.792 personas en España, lo que representa el 2,17% de la población. Además, muchas más personas lo utilizan como segundo o tercer idioma, lo que ha despertado un creciente interés entre quienes no lo tienen como lengua nativa y desean aprenderlo.
Así, lo que comenzó como un legado del pasado está volviendo con fuerza, no solo como símbolo de identidad para millones de ciudadanos, sino también como una valiosa contribución al mosaico cultural que define a la España contemporánea.